Corredores complementarios: los compromisos no honrados por la MML

El sistema de corredores complementarios de Lima será insostenible mientras el Estado sea incapaz de honrar sus compromisos con las empresas concesionarias.

La crisis que atraviesan las concesionarias de los corredores complementarios es un lamentable ejemplo de las consecuencias de que el Estado —en este caso la Municipalidad Metropolitana de Lima (MML)— sea incapaz de honrar sus compromisos con el sector privado. Ello repercute, en última instancia, en la calidad de vida de toda la ciudadanía.

Esta semana los operadores de los corredores anunciaron la suspensión del servicio por el lapso de unas horas, argumentando incumplimientos contractuales de la MML. El alcalde Jorge Muñoz tuvo una respuesta tardía y contraproducente. En lugar de invocar a un diálogo, advirtió que no admitiría “que se antepongan los fines económicos de un grupo de empresarios que quieren incrementar sus tarifas”.

Muñoz intentó, sin éxito, crear una polarización entre el interés empresarial y el del ciudadano. Parece no darse cuenta que ambos están intrínsecamente alineados. Posicionarse discursivamente a favor del ciudadano no corregirá el problema de fondo que lo priva de un transporte público de calidad: una creciente flota de colectivos informales que erosiona la sostenibilidad de los corredores y reduce la rentabilidad de los concesionarios.

La responsabilidad no es únicamente de Muñoz, pues lo acontecido esta semana es solo el capítulo más reciente de un problema que surgió en la gestión de Susana Villarán, y que se agravó en la de Luis Castañeda Lossio. La reforma del transporte que inició Villarán es necesaria, pero no podrá llevarse a cabo si existen colectivos que continúen invadiendo las vías concesionadas, a pesar de que la MML se comprometió con los concesionarios a evitar que ello ocurra. La gestión de Jorge Muñoz debe corregir los yerros de sus antecesores, no profundizarlos.

Hoy la MML es incapaz de hacer cumplir sus propias normas y de honrar los contratos de concesión. Al dejar que los colectivos invadan las vías concesionadas, permite que se vulneren los derechos de exclusividad adquiridos por los concesionarios y es cómplice de la informalidad y de la competencia desleal.

La saturación de las vías por los colectivos lleva a que el recorrido de los buses se ralentice. Así, para llegar en menor tiempo de un punto a otro, el usuario prefiere subirse a un colectivo antes que a un bus. Ello reduce la rentabilidad de los concesionarios, que realizaron sus inversiones esperando que el Estado les garantice la exclusividad de las vías concesionadas. Esto desincentiva futuras inversiones que mejoren el servicio y reduzcan el atractivo del transporte informal. Mientras el Estado no rompa el círculo, el sistema seguirá siendo un fracaso.

El origen de los problemas en los corredores complementarios es el mismo que afecta a otros servicios, como el Metropolitano. En los últimos años, el Estado ha fallado sistemáticamente en formular, ejecutar y cumplir con los contratos de servicios que involucran al sector privado. En unos meses, los corredores estarán a cargo de la Autoridad Única de Transporte Urbano para Lima y Callao. Esperamos que ello marque una nueva etapa en la que el Estado cumpla con sus deberes fiduciarios, en aras de los derechos adquiridos por los concesionarios y del bienestar ciudadano.

Fuente: web Semana Económica

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